Labores AGRICOLAS del AYER en NAZAR
La palabra
Nazar suele referirse a una especie de amuleto usado en Turquía para protegerse
del mal de ojo, llamado el “ojo turco o Nazar Bonkuc”
Nazar era un pueblo agrícola, y dependía exclusivamente de
los productos de la tierra, que cultivaban las familias, tanto en labores de secano como de
regadío.
Primaban las labores de secano, y dominaba el cultivo del
cereal (trigo, avena y centeno) destinados al consumo propio.
El trigo que se molía
en el molino para conseguir la harina, se empleaba para hacer el pan en el
horno de casa, (muchos hogares disponían
de él), y la avena y el centeno, junto con el maíz se destinaba al consumo de
los animales que todas las familias tenían en sus corrales (ganado y gallinas).
Cada familia disponía al menos de un par de animales de
tiro, o arrastre. que los utilizaban para todas las faenas domésticas,
principalmente las agrícolas.
Historia de las herramientas
Las primeras herramientas agrícolas, que específicamente
pueden calificarse como tales, acompañan el desarrollo de la agricultura desde
el período neolítico, hace unos 8.000 años. Ya entonces hay datación de
herramientas usadas para las labores de siembra, recolección, secado y
almacenaje de cereales y otros cultivos
Las herramientas eran simples instrumentos hechos de madera,
piedra, asta o hueso. Aparecen hachas, azadas y otras para el trabajo de la
tierra, el corte de la mies y la limpieza de zonas arbustivas para la siembra.
Los primeros arados aparecen hace unos 3.500 años y son una evolución de la
azada a la que se añade un tiro, humano y posteriormente animal, para facilitar
el volteo profundo de la tierra.
De todas formas proliferaron numerosas herramientas
utilizadas para diferentes fines, dependiendo del trabajo a realizar.
Los principales cereales que se cultivaban
eran:
trigo, cebada,
centeno y avena, de los que a continuación, realizamos una breve reseña,
INTRODUCCIÓN
Los cereales son los frutos en forma de grano que crecen en
las plantas de la familia de las gramíneas. Gramíneas, nombre común de una
extensa familia de plantas con flor, la más importante del mundo desde los
puntos de vista económico y ecológico. La familia contiene unos 635 géneros y
9.000 especies, y es la cuarta más extensa después de Leguminosas, Orquidáceas
y Compuestas. A esta familia también se la conoce con el nombre de Poáceas.
DEFINICIÓN (Cereal) Proviene del latín cereales, más
concretamente de la palabra cerialia. Este era el término con el que los
antiguos romanos designaban las fiestas en honor de Ceres, diosa de los granos.
También era conocida como Deméter ”tierra madre”, pues se la consideraba
protectora de la agricultura y de los cereales.
HISTORIA
Desde la antigüedad , los cereales han sido considerados un
alimento básico para el hombre. La humanidad ha aprovechado el fruto de las
Gramíneas durante más de Diez mil años.
Tras la Era glaciar como consecuencia del aumento de las
lluvias y el ascanso de la temperatura, se originó un crecimiento explosivo de
la naturaleza. Así el hombre enriqueció su dieta, hasta entonces carnívora, con
alimentos vegetales.
Con el paso del tiempo, los cereales silvestres pasaron a
ser cereales cultivados, y así conjuntamente el hombre pasó de ser recolector a
ser un agricultor.
En 5000 a.C comienza en Europa la práctica del morcajo o
mezcla de cereales. Con esta práctica , los agricultores quedaban asegurados en
el caso de que uno de los cereales, no prosperara por enfermedad o por
incidencias metereológicas
Para cortar las espigas utilizaron primeramente hoces de
bronce, posteriormente de hierro, y con la conquista de Galia, desarrollaron la
primera cosechadora práctica.
En el siglo XII, los graneros consistian en cuevas
subterráneas húmedas y mal ventiladas en las que se producía una fermentación que
generaba costras y muchas pérdidas.
En el siglo XVIII fue cuando se comenzó a llevar a cabo un
almacenamiento cuidadoso de los cereales.
Tras el Renacimiento, las harinas de morcajo, centeno,
cebada o alforfón alimentaban a las gentes del campo, mientras que el triso se
destinaba a las ciudades.
En el siblo XVIII, el pan de París , aunque no tatalmente
blanco, se consideraba de calidad superior.
Fue a mediados del siblo XIX, cuando el consumo de pan se
generalizo.
A lo largo de la historia, los cereales han estado ligados a
numerosas creencias y simbolismos. Así , los granos de arroz, trigo y maíz han
sido considerados tradicionalmente símbolos de fecundidad, y abundancia.
El trigo era el rey porque con éste se hacía la harina y después
el pan
La cebada, que era el primer cereal que se segaba,
constituía también el principal alimento para los animales.
El centeno se cultivaba en las peores fincas y terrenos más
estériles. Crece con mayor rapidez que los otro cereales y se utilizaba para
hacer las moragas,
La avena tuvo menor importancia
La siega comenzaba en julio y previamente se preparaba todo
lo necesario para llevarla a cabo.
La preparación del terreno
Tan pronto como se cosecha se puede labrar la tierra y
prepararla para la próxima temporada de cultivo, pero antes de sembrar es
importantísimo preparar el terreno para
luego obtener buenas cosechas.
Un suelo bien labrado se puede describir como uno que tiene
buena ventilación, absorbe bien el agua, drena bien, trabaja bien, y está
suelto
El suelo compactado
debe romperse y removerse para oxigenarlo. Los
agricultores ya saben que el arado es el método más efectivo para el
control de maleza. Antes de sembrar, si se ara, se pueden cortar completamente
los brotes de maleza y exponer las raíces a la luz del día para que se sequen y
mueran.
También el arado deja la tierra áspera y porosa lo que incrementa la
cantidad de agua que entra al suelo y ayuda a controlar la erosión
Los principales
implementos utilizados en esta etapa son: subsoleadores, arados, Bravanes, cultivadores, gradas, palas,
recolectores de piedra y niveladores.
La SIEMBRA
Es el método más generalizado, sencillo, rápido se realizaba
de forma manual. Su éxito dependía de la uniformidad en la distribución de la
semilla, además de la dirección y velocidad del viento para evitar que queden
áreas sin semilla o con exceso de esta.
Para obtener una distribución uniforme de la semilla mezclaba con
material inerte (aserrín o granza de arroz).
Se recomienda usar 1 kg de semilla por saco de aserrín.
Nitrato de Chile
Despñues de la siembra se procedia a echarle fertilizante o
abono, y recuerdo, que entonces, el mas usado y acaso el único era el “Nitrato
de Chile”
La siega
El primer recuerdo cronológico que guardo al respecto de la
época de la cosecha y por el que ahora escribo en realidad este post, se
remonta a mis 6/7 años. Aún no habían llegado las máquinas semi-automáticas;
quiero decir que yo aún no las había conocido, porque seguro que ya existían.
Así que, la escena que se desarrollaba era, era mucho más
plácida, más antigua y étnica.
La HOZ tubo su momento, pero ya había pasado, aunque aun se
utilizaba para ciertas actividades, y no era raro encontrarse en el campo tanto
a hombres como a mujeres, con su pañuelo en la cabeza, segando en determinadas
fincas.
La hoz era una herramienta dentada, de acero y en
semicírculo terminado en punta y con un mango o empuñadura de madera. Se
afilaba una vez al año antes de comenzar la recolección y ese afilado duraba
toda la temporada.
La zoqueta estaba hecha de madera y era similar a una
manopla terminada en punta. Se metían tres dedos de la mano izquierda (meñique,
anular y corazón) en su concavidad interior y quedaban fuera el índice y el
pulgar para formar una especie de llave que permitía coger la mies que con la
otra mano se iba acercando hasta la hoz y se cortaba. De este modo, la zoqueta
evitaba los posibles roces o cortes que pudieran producirse por las prisas o
descuidos. En la parte posterior tenía dos pequeños orificios por los que se
introducía un hiladillo que luego se sujetaba a la muñeca dando algunas vueltas
hasta que quedaba bien ajustada y sujeta a la mano del segador o segadora.
Cuando la mies segada ocupaba la mano del segador o
segadora, se cogía una brizna de la misma y se daba una vuelta al manojo para
así poder seguir segando y aumentar la manada antes de depositarla sobre el
atadero o vencejo.
Con varias manadas se formaba una gavilla. Unas cuantas
gavillas conformaban el haz que, una vez atado, se amontonaba en un extremo de
la finca.
Estas gavillas se colocaban de tal forma que quedasen cerca
de los caminos para facilitar así que posteriormente fueran cargados los haces
en los carros y acarreados hasta las eras para la trilla. Por último, los haces
eran descargados en las eras y se volvían a apilar o hacinar en lo que se
denominaba hacina y que se asemejaba a una pirámide, estando ya dispuestos para
la trilla.
Las moragas se confeccionaban con centeno y se guardaban de
un año para el siguiente. Se hacía un manojo, se igualaba el cereal y,
cogiéndolo por las espigas que más sobresalían, se agitaba para desgranarlas.
Para hacer los vencejos se cogían dos manojos pequeños de la
moraga, se encaraban por la parte de la espiga y se ataban haciendo un nudo de
tipo lazada. Se preparaban cada día antes de comenzar a segar o bien algún
segador o segadora los iba haciendo mientras los demás iban segando la mies.
Estos vencejos se colocaban extendidos por los surcos y con ellos se ataban los
haces.
Durante la recolección se aprovechaba el tiempo al máximo,
así que se salía de casa de noche para llegar a la finca al despuntar el sol y
se regresaba avanzada la noche.
La cebada era lo primero que se secaba Llegados a la finca a
segar, se buscaba algún árbol o arbusto cercano, y a sus pies y a la sombra se dejaba la ropa
de la que nos despojábamos para comenzar la faena, y se tapaba con una manta el
botijo de agua y la bota de vino para que se mantuvieran todo lo frescas que
aquellas altas temperaturas veraniegas permitieran. A pesar del agotador
trabajo, la época de la siega no dejaba de ser aquella fiesta que nos
permitiría seguir comiendo durante el año siguiente.
Luego poco a poco proliferaron las maquinas segadoras,
atadoras empaquetadoras, que rápidamente se apoderaron de los campos,
abreviando considerablemente los dias de siega y recolección, disminuyendo los
riesgos de deterioro de la mies por las lluvias
o las tormentas, propias del estío.
La guadaña, dalle, hoz o dalla es una herramienta agrícola
compuesta de una cuchilla curva ensartada en un palo, usada para segar hierba,
forraje para el ganado o cereales. La llegada de los medios mecánicos la ha
llevado al desuso en los países desarrollados, aunque sobrevive en muchas zonas
rurales y se realizan campeonatos de siega en zonas como Cantabria, Asturias y
el País Vasco.
En estos días se utilizaba principalmente para segar el
centeno y forraje verde, como la alfalfa
para alimento del ganado.
La siegta a guaedaña, tambien tiene su secreto y su arte
especial. El guadañador debe mover el útil trazando arcos de derecha a
izquierda produciendo a cada golpe el corte de una faja de hierba o de mies que
queda depositada en el lado izquierdo formando una especie de andén. Los
resultados del trabajo dependen de la habilidad del segador.
Una tarea importante para su correcto funcionamiento es el
afilado o picado. Para que el filo corte suavemente la hierba de forma que el
segador deba realizar menos esfuerzo hay que afilarlo cada cierto tiempo, ya
que los golpes con ramitas o piedras lo desgastan bastante. Esto se realiza
normalmente dando pequeños golpes al filo con un martillo especial dedicado a
tal efecto, a modo de yunque sobre una especie de clavo hincado en el suelo y
también diseñado para esta labor
3. EL ACARREO.
El acarreo de la mies
hasta la era siempre se realizaba por carros tirados por caballerías. Estas se
aparejaban con las correspondientes salmas provistas de sogas
Una carga se componía de 10 haces, cinco a cada lado,
colocados alternativamente siguiendo un riguroso orden. El primer haz se
colocaba en el centro, el segundo detrás, el tercero sobre el primero, el
cuarto detrás, encima del segundo y el quinto en la parte delantera cubriendo
el frente del primero y del tercero.
Cada uno de los
haces se ata individualmente, de forma que no puedan caerse. La colocación y el
número de haces es fundamental para mantener el equilibrio de la caballería y
para que ésta pueda circular cómodamente por los caminos, generalmente
estrechos, sin engancharse con nada
La trilla
Primero fue el trillo y luego llegaron ya las trilladoras
diseños anticuados, que eran movidas por el motor de un tractor, con engranajes
y correajes externos que había que atender cada poco; después ya vinieron las
cosechadoras y se fueron olvidando esas faenas familiares en la era, pues una
sola máquina lo hacía todo.
Lo confieso, soy de pueblo.. Lo que quiero reflejar son
varias escenas que guardo muy vívidas en mi memoria y que se remontan a esa
edad que va de los 6 a los 11 años.
Los recuerdos a los que hago referencia están enmarcados en
esa etapa veraniega de la cosecha del cereal Era un periodo asociado a faenas
propias de la recoleccion de la mies que trasmitia en el pueblo una sensación
especial impregnando el ambiente de típicos y caracteristicos olores, donde un
polvo dorado que flota en el aire volviéndolo denso y que se te agarraba en la
piel, que no se paraba de sudar bajo el sol abrasador de final del verano; Era
como una luz difuminante que se crea cuando el sol de atardecer iluminaba la
era, …
Tras la cosecha, cuando se realizaba manual hecha con hoz y
guadaña, el cereal estaba repartido en un círculo de unos 20 metros de diámetro
(puede que más puede que menos), en la era sobre el que se daban vueltas y
vueltas con el trillo, que era tirado por un par de bueyes o vacas e incluso
yeguas o lo que hubiese. Eso sí, había que prestar especial atención a un
detalle
cuando el animal se ponía a hacer sus necesidades debía
estar uno presto a meter un cubo debajo para evitar que cayese sobre el cereal
y poder continuar trillando tranquilamente (esa tarea se podía encomendar a un
niño). Para mí el trillo era un tío vivo increíblemente divertido, pues me
podía subir y bajar a voluntad, me sentaba en el trillo con la función de hacer
un poco de peso, pero al mismo tiempo pensaba que viajaba a lugares lejanos con
ese vehículo de tracción animal. Era como vivir una aventura. El día que ahora
recuerdo estaba acompañado de mis tías abuelos, vecinos y amiguitos. Todos
participasbamos de lo que para los niños eran como días de fiesta veraniegos.
Sobre esos montones enormes jugábamos los niños,
escaqueándonos a las miradas de los ajetreados adultos, enredados en sus
faenas, pero dispuestos a echarnos la bronca por divertirnos. Es de una
intensidad increíble el recuerdo de una noche, bajo la luz artificial de una
bombilla tenue del tractor, que movía con su ruidoso motor a la enorme
A la trilladora, se alimentaba la mies a través de una cinta
muy larga que formaba que la subia hasta arriba, y luego se la “tragaba”.
La época en la que guardo más recuerdos de la era en noches
de luz difusa con atmósfera densa por el polvo que salía de la cosechadora y
enormes montones cosechados propiedad de diferentes vecinos, esperando para ser
fagocitados por la enorme máquina y escupidos por diferentes sitios, separando
la paja por un lado y el grano por otro.
La trilladora parecía que fuese a destartalarse al instante
siguiente, pues toda ella entera se movía como un organismo casi); también
salían múltiples y extraños ruidos de su mecanismo y la gente hablaba a gritos
para poder entenderse por encima de todos esos ruidos. Todos iban protegidos
con sombreros y pañuelos, de modo que parecíamos una pandilla de forajidos. Los
niños también usábamos los pañuelos para evitar tragar el pertinaz polvo.
Deambulábamos la
escena, saltando a los enormes colchones de cereal, con el cuerpo en puro picor
que ya ni molestaba, embelesados por el ajetreo y el enorme artefacto, jugando
a pistoleros y al escondite, en ese ambiente de penumbra, alejándonos hacia la
oscuridad y volviendo rápido hacia la pequeña isla de luz, polvo, ruido y magia
que había en la era.
LA TRILLA. Fases y desarrollo de la misma
- Tender la parva.
Se disponen los
haces en círculo y se sueltan los vencejos para poder reutilizarlos
posteriormente, normalmente para atar otras especies forrajeras. Se extiende
posteriormente la mies utilizando para ello las horcas. Estas herramientas con
un número variable de dientes, dos, tres, cuatro e incluso cinco, son de una
pieza, elaboradas en el propio pueblo a partir de raíces y ramas especialmente
seleccionadas por su forma y adecuación a la función deseada. El conjunto de
mies así dispuesto se denomina parva. Concluida esta tarea se solía parar para
el almuerzo. Durante este tiempo se dejaba calentar la parva.
- Pisar la parva.
Después de tender
la parva se hace pasar por ella repetidamente a los bueyes o caballerías para
que la pisen. Cada cierto tiempo se le da vuelta a la parva con las horcas para
que toda ella queda trabajada por igual. Con el pisado de la parva se consigue
aplastar y quebrar la paja, reduciendo su volumen. A la par se van desgranando
las espigas y en el caso de la cebada se puede llegar al desgranado total.
- Trillar.
Una vez pisada la
parva se enganchaba el trillo a los bueyes o caballerías y comenzaba la trilla
propiamente dicha. Se daban repetidas vueltas con el trillo manejando el
trillador los animales desde el centro de la parva o desde el propio trillo si
era necesario cargar con más peso la herramienta y hacerla más eficaz. Cada
cierto tiempo, y de forma regular, se da vuelta a la parva con horcas y ahora
también con horquillos de madera y rastrillos.
Mediada la trilla
y mediado el día se hace un descanso, para la comida y se deja la parva en
reposo para que se caliente. El calentamiento de la parva elimina los restos de
humedad de la paja y del grano, facilitando la trilla, la eliminación de la
cáscara y del polvo.
El proceso
descrito hasta ahora es el seguido para la trilla del trigo, cereal con cáscara
y espigas muy compactas que necesita una mayor dedicación, La trilla de la
cebada sigue un procedimiento más simple y se realiza de seguido, sin la
necesaria pausa para comer y calentar la parva, Habitualmente después de pisar
la parva de cebada no era necesario pasar el trillo puesto que el grano ya
había caído, Se sacaba el bálago o paja larga al borde de la parva con las
horcas , Parte de este bálago se seleccionaba para rellenar los colchones de
casa y el resto se empleaba para las camas del ganado. El grano que quedaba en
el centro se trillaba, si era necesario, como en el caso del trigo, dándole
vueltas con la pala y el horquillo .Se amontonaba finalmente en el centro
ayudado de rastros, rastrillos y palas y se ablentaba.
Los horquillos presentan más dientes que las horcas y se
disponen más juntos que en estas. La paja separada también se ablentaba puesto
que solía contener alrededor de un 20 por ciento de grano.
El trabajo se completaba con escobas de brezo y rastrillos.
Al finalizar la
tarde y si había viento suficiente se comenzaba a ablentar, o aventar, el grano
para eliminar el polvo y la paja. A esta hora es cuando habitualmente sopla el
serranillo, viento del sur que alivia el calor de la jornada y permite esta
labor. No era infrecuente el pasar la noche en la era pendientes del viento
para concluir la trilla.
Se comenzaba a
ablentar con el horquillo, realizando una primera selección que eliminaba la
paja más larga. Después se pasaban a utilizar las palas. Las palas están
realizadas completamente en madera y tanto el mango como la cuchara forman una
sola pieza.
Mientras una
persona ablenta, otra va apartando los granzones y la paja pesada con la escoba
de abalear. Es esta una escoba de brezo que agrupa las cerdas en tres nudos, en
el mismo plano, formando abanico. Generalmente con esta operación el grano
quedaba suficientemente limpio, aunque todavía podía perfeccionarse mediante
las cribas y trigueros.. Las cribas dejan pasar el grano, pero no la paja; el
triguero sin embargo no deja pasar el grano, pero si el polvo.
5.ELTRANSPORTE
La paja
resultante se trasladaba al pajar en “mantas”. Son estos unos lienzos o sabanas
de grandes dimensiones en cuyo centro se
acumula la paja para anudar después los extremos diagonalmente. Seguidamente se
cargaban siempre al hombro hasta alcanzar el pajar en que se guarda la paja.
Si la distancia era grande, se iban turnando los
mozos mas fornidos pasandosela de unio al otro, hasta que el último, a traves
de una escalera colocada sobre la pared, ascendia al tejado, justo por donde se
habian quitado las tejas, y hecho una especie de sendero, que conducía al
“boquete del granero por donde se descargaba. Nosotros, los niños, cuando el
pajar estaba bastante lleno, nos lanzabamos saltando por el boquete y jugabamos
en la paja, hasta que se llenaba y volviamos a salir al tejado, para descender
luego a la calle.
El grano se
recoge y mide en El robo contiene cuatro cuartales y el cuartal cuatro almudes.
El robo equivale a un peso de 22 kg.y se introduce en sacos. En los sacos
normales solía caber unos 4 robos Los
sacos y costales se cargaban en caballerías para llevarlos hasta la casa. Allí
eran cargados al hombro para subirlos al granero ubicado en lo alto de la casa,
normalmente a través de una escalera estrecha y tortuosa.
Hasta aquí el pasado, una historia que parece ocurrio hace
muchisimos años, pero apenas medio siglo la separan de estos dias en que la
narramos.
Esto nos hace ver ¡A que velocidad! se han desarrollado los
hechos y hemos pasado de aquella época de candiles, (sin luz artificial ni agua
corriente), de trabajos minuciosamente
elaborados a base de esfuerzo físico y sin apenas tecnología. a una era de comodidades y bienestar
invadidos, por increíbles avances tecnológicos, difícil de imaginar entonces y
que nos hace exclamar “Si nuestros abuelos levantaran la cabeza….”
Un poco extenso pero muy real, parece haberlo vivido
ResponderEliminarDÍAS DE SIEGA
ResponderEliminarEn los extensos días del verano
cuando julio se asoma al horizonte,
pinos del Tabalón pinar del monte
cosechaba mi padre paja y grano.
Detrás yo recogiendo con la mano
las espigas del pan con que se afronte,
el otoño e invierno de desmonte
del vuelo pavoroso del milano.
Con el mango de la hoz sobre la palma,
y el dedil como un crótalo engastado,
y olor a bálago y polvo de tamo.
Durmiendo en la besana sobre enjalma
del pajuz del barbecho despojado,
de la espiga llamada a su reclamo.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
LA CARGA DE LA MIES
ResponderEliminarCon aparejos, mula y angarillas,
en camino arcilloso y a trasmano
del ramal sujeción, feble la mano,
el niño va orientando las gavillas.
Percibiendo está el tamo de las trillas
bajo el calor de un julio soberano
que destrizando el bálago en verano,
va separando a pajas de semillas.
Ya el Prado de la Fuente se aparece
como oasis ansiado de la espiga,
de hacinas de las mieses en las eras,
Que entre ancas de la yunta ya decrece,
extendidas sobre la parva amiga
que las lleva directa a las trojeras.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
VUELA EL TAMO DE LA PARVA
ResponderEliminarVuela el tamo de la parva;
la tarde cayendo está
y el sol se aleja y se va
barbeándose la barba.
La mula impaciente escarba,
y desprovista de arreos
comienza a dar cabeceos,
y a la cuadra se encamina
al pesebre que culmina
el ansia de sus deseos.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
LOS GALOPINES CORUCHOS
ResponderEliminarTrillas eran los patines
de numerosa caterva,
con aquel calor que enerva
a coruchos galopines.
Parvas eran los confines
del mundo que conocían,
y en cada giro sabían
que desmenuzado el grano
y concluido el verano
el pan en casa tendrían.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
EL GAZPACHO DE LOS POBRES
ResponderEliminarA mis padres
En las ardorosas tardes de siega
y en las no menos de agobio de trilla,
surcaba el cielo la franja amarilla
y el cansancio se batía en repliega.
La manta extendida el mantel despliega,
y el suelo era nuestro asiento de silla,
y en la tarreña está la maravilla
cuya visión nos inunda y anega.
La pueblerina cuchara en madera,
en la tarreña el humilde gazpacho,
la paz sublimando la parva en la era,
y uncidos triscan la mula y el macho
y un lienzo que enmarcó y fue la frontera
de infancia pobre y feliz de un muchacho.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho